Reseña crítica del libro “La eficiencia del modelo turístico español”

Reseña crítica del libro “La eficiencia del modelo turístico español”

24 Abr 2016 | Formación y docencia, Política turística | 0 Comentarios

Manuel Figuerola ha desarrollado un excelente análisis para mejorar la eficiencia del turismo español

Dentro del amplio abanico de actividades económicas, y particularmente, si nos referimos específicamente al sector servicios, el turismo es, según Figuerola (2014) una actividad que ha llamado la atención por la intensidad y rapidez de sus transformaciones. Aunque es cierto que no existe un amplio consenso sobre la definición del término turismo, si se estima que en 2014 la proporción de viajes internacionales sobre la población mundial habrá sobrepasado el 15%. Figuerola (2014) afirma que el turismo era una actividad que en sus inicios estaba reservada sólo a una minoría de la sociedad, sin embargo, la revolución del transporte y la reducción de los precios de los viajes, lo han convertido en un fenómeno de masas. España ha sido, desde el desarrollo del turismo de masas en los años 60, uno de los países con mayor importancia turística a nivel mundial, debido a factores como su localización cerca de los núcleos emisores, la conectividad, la disponibilidad de recursos y la actitud de la población (Figuerola, 2014).

El desinterés por las causas, factores y condicionantes que motivaron dicho crecimiento turístico es calificado por Figuerola (2014, p. 10) como una “desidia”, y además el autor considera una “grave incompetencia”, el abandono que ha sufrido el turismo por parte de los responsables y de sus interesados. Coincido plenamente con las opiniones del profesor Figuerola en este sentido, y, además, puedo añadir, como ejemplo de lo que el autor califica de incompetencia, el abandono que sufrió el turismo desde el ámbito político tras la transferencia de competencias en turismo a las CCAA con la Constitución de 1978, lo que provocó la inexistencia de una política turística formal hasta 1991. Remontándonos años atrás en la historia del turismo español, se considera interesante estudiar la influencia del “Plan de Estabilidad de la Peseta”, la predisposición favorable de los ciudadanos españoles, la credibilidad de España, así como el papel los grandes turoperadores. Figuerola (2014) afirma tener un interés por estudiar si en el mencionado desarrollo turístico español, se han generado impactos negativos, que de alguna forma se han podido esconder en el “amplio entorno poliédrico en el que se desenvuelve el sistema turístico” (Figuerola, 2014, p. 11).

En referencia a la justificación de la investigación, se indica que se han detectado síntomas de debilidad en diversos factores de la actividad turística, señalando que es probable que el sistema turístico español no necesite una reformulación completa, sino más bien, la aplicación de alguna medida urgente. Como solución a los síntomas de debilidad detectados, se afirma que “el futuro del turismo español se ha de apoyar en el cambio y en la innovación” (Figuerola, 2014, p. 12). Seguidamente se precisa que el objeto de la investigación es determinar la capacidad del turismo español para ampliar su rentabilidad y funcionar como sector compensatorio de la pobreza y la incapacidad de generar empleo, así como para paliar el déficit de otros sectores productivos de nuestro país. Desde mi punto de vista, el turismo representa una excelente opción para contrarrestar la complicada situación económica y laboral que todavía atraviesa nuestro país, pero igualmente considero que la economía española deberá diversificar sus actividades productivas en el futuro, apostando por la reindustrialización y el desarrollo de nuevas tecnologías en un marco de investigación, desarrollo e innovación, que no excluye al sistema turístico. No obstante, el proyecto trabaja sobre la hipótesis de que podría conseguirse de una forma más rápida y efectiva, una mayor eficiencia del sector turístico español. Asimismo, se concibe que la competitividad es el camino que debe seguir el turismo español para resolver los problemas planteados. Adicionalmente, otro de los objetivos del documento, es que el profundo análisis que se realiza, tenga la capacidad de forzar medidas de política turística. Dentro de los objetivos del cambio, Figuerola (2014) se apoya en tres principios para impulsar dicha transformación, que son: incrementar el PIB a través del turismo, favorecer el desarrollo regional y local de zonas deprimidas y finalmente, fomentar la creación de empleo, que es el problema más grave de la sociedad española en la actualidad. Mi visión crítica sobre este último aspecto, es que, siendo cierto que el turismo debe contribuir a la generación de mayores oportunidades de empleo, si no conseguimos avanzar en la reducción de la estacionalidad ligada al monocultivo del producto de sol y playa, el empleo generado tendrá también un carácter temporal, y, por consiguiente, resolveremos sólo parcialmente el problema.

Comentando los inicios del turismo español, Figuerola (2014) hace especial énfasis en el impacto que tuvo el Plan de Estabilización de 1959, que contemplaba la aplicación de medidas liberalizadoras, aunque exigía al mismo tiempo una política de austeridad. Los efectos del plan fueron altamente positivos desde el punto de vista económico, proyectando hacia el exterior la imagen de un país en desarrollo y con equilibrio interior. En el ámbito político y administrativo, las acciones llevadas a término por el Patronato Nacional de Turismo, transmitían una cierta preocupación política por el turismo, proceso que se culminó con la creación del Ministerio de Información y Turismo en 1951. No obstante, las partidas presupuestarias de este organismo eran escasas, lo que dificultaba el desarrollo de estrategias promocionales. Igualmente, otro hecho histórico significativo fue la aprobación de la Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional, así como la aprobación de tres Planes de Desarrollo de Económico y Social, incluyendo cada uno de ellos una sección dedicada al turismo. Figuerola (2014) señala asimismo la creación de un sistema formativo e investigador en turismo, con la creación de la Escuela Oficial de Turismo y el Instituto de Estudios Turísticos.

Uno de los apartados del capítulo segundo lleva el nombre de “obsesión por el crecimiento”, (Figuerola, 2014, p. 28), refiriéndose a las continuadas manifestaciones desde el ámbito político apoyadas en el elevado crecimiento del turismo español desde 1975 hasta la actualidad, tanto en llegadas de turistas (con un crecimiento interanual del 4,3%) como en ingresos por turismo (con una tasa de crecimiento del 13,8% interanual). Es más, la tasa de expansión de la demanda turística hacia España en el periodo 1960/2000 fue superior al 9%, cifra que sobrepasa con creces a la media internacional de crecimiento situada en el 5,89%. Comparto ampliamente las tesis de Figuerola en este sentido, pues además de existir dicha obsesión por las cifras de crecimiento en el ámbito político, el tratamiento que los medios de comunicación hacen del turismo recibe el mismo enfoque, sin llegar a realizar un análisis pormenorizado de las diferentes variables y problemáticas del sistema turístico español.

Analizando los aspectos positivos del desarrollo turístico en España, Figuerola (2014, p. 35) mantiene la hipótesis de que “el turismo ha sido la fuerza económica más importante de los últimos años para el logro del desarrollo español”. Uno de los grandes beneficiarios de la actividad turística han sido las administraciones públicas, pero el turismo ha contribuido además a la reducción del desempleo en España, así como al intercambio sociocultural entre la población receptora y los viajeros. Además, no debemos olvidar el conocido efecto multiplicador del turismo, estimado en 1,7, que significa la medida en la que el gasto de los turistas permanece en el país generando riqueza en los siguientes eslabones de la cadena productiva. Igualmente, el turismo ha propiciado una mejora cuantitativa y cualitativa de las infraestructuras en España, y ha contribuido especialmente a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, muchas veces a través del desarrollo local. Comparto ampliamente estas afirmaciones sobre los aspectos positivos, y puedo añadir, que el turismo merece un reconocimiento social que no se le ha otorgado, pues muchas de las ventajas y servicios públicos de los que hoy disfrutamos los españoles, no habrían sido posibles sin el desarrollo turístico de nuestro país.

Sin embargo, el turismo también genera una serie de impactos negativos, aunque Figuerola (2014) sostiene que no es el turismo como fenómeno el causante de los problemas, sino las estrategias no apropiadas que se han seguido. Por ejemplo, en referencia a los efectos de la contaminación, Figuerola (2014) sostiene que éstos no se deben a la actividad turística, sino a la falta de políticas medioambientales apropiadas. De esta forma, se sostiene que las malas influencias del turismo, como pueden ser la degradación paisajística o la saturación, se deben a las decisiones de política turística. Desde mi punto de vista, entiendo el enfoque del profesor Figuerola, pero considero que el desarrollo turístico tiene una serie de impactos negativos que son intrínsecos a la propia actividad, y que sólo pueden ser minimizados mediante una buena gestión de las entidades públicas y de los empresarios. Para ejemplificar mis argumentos, pensemos en el caso de un destino que se quiera desarrollar en una playa virgen. Las autoridades pueden decidir en el proceso planificador no construir edificios de gran altura para reducir el impacto paisajístico, pero, aunque se construyan complejos turísticos integrados en el entorno, la propia existencia de los mismos frente a la dimensión virgen de la citada playa antes del desarrollo turístico, ya supone un impacto negativo imposible de eliminar. No obstante, según Figuerola (2014), en cualquier desarrollo del turismo se requiere siempre una adecuada planificación turística. En este sentido, desde el ámbito de la política turística, se llega a la conclusión que no es la creación de un Ministerio de Turismo el principal problema, pero si se evidencia la necesidad de crear una entidad con poder suficiente para administrar la actividad. Desde mi punto de vista, la política turística debería estar presente en el consejo de ministros, pero concebida como un instrumento activo de coordinación y consenso interministerial, bajo la dependencia directa de la Presidencia del Gobierno. Adicionalmente, entre los problemas más importantes del sistema turístico español en la actualidad se encuentran: la masificación constructiva y la especulación, los problemas formativos, la degradación paisajística, la estacionalidad de la demanda o de la oferta, la descoordinación administrativa, la pérdida de autenticidad de algunos productos y el reducido gasto medio.

En relación con la autocrítica sobre el desarrollo del turismo en España, Figuerola (2014, p. 51) señala muy acertadamente que “no se debe permitir jamás, que los promotores del turismo masificado, con fines ocultos e injustos, degraden el entorno natural, promuevan la especulación y por medio de la corrupción agredan las normas del turismo sostenible”. Uno de los principales problemas del turismo español ha sido el de la concentración espacial (Benseny, 2006, citado por Figuerola, 2014), basada en una exagerada aglomeración de las estancias de los turistas, construyendo edificios de más de 40 pisos y generando más de 70 habitaciones por hectárea, como es el caso de Benidorm, que, con una superficie de 32 kilómetros cuadrados, supera en temporada alta una población de 450.000 personas. Este modelo, basado en una política turística centrada en el crecimiento masivo, ha generado ciertos problemas como la atracción de un perfil de turista de bajo nivel económico, degradación de servicios y del paisaje y dominio del mercado por grandes turoperadores. Sin embargo, me permito introducir en este punto una reflexión crítica. Es cierto que la concentración espacial genera toda una serie de impactos negativos, sobre todo cuando la concentración tiende a la masificación. Sin embargo, la concentración del turismo en un espacio geográfico reducido, es decir, el modelo turístico en altura (como el ejemplo de Benidorm), tiene un aspecto positivo que es el menor consumo de extensión territorial para localizar la actividad turística. Como reflexión, pensemos cuántos kilómetros de costa harían falta para construir un destino con la capacidad hotelera de Benidorm y su consecuente rentabilidad, con un modelo espacial basado en construcciones de baja altura y de mayor calidad visual. Por consiguiente, y dejando claro que mi posicionamiento en este asunto es neutral, creo que debemos reflexionar si es mejor un modelo turístico concentrado y en altura, o, por el contrario, un modelo turístico en extensión, similar al de algunos destinos caribeños. Probablemente, la solución al problema esté en encontrar un punto medio entre ambos modelos, y desarrollar una tipología de destino que, consumiendo el mismo espacio geográfico que Benidorm, sea capaz de estructurar una oferta con mayor calidad estética y menor volumen de plazas hoteleras, pero atrayendo un turismo de alto poder adquisitivo y por lo tanto con mayor rentabilidad económica y social.

Muy acertadamente, Figuerola (2014) introduce una crítica a la denominada planificación indicativa, concepto que se refiere a las sucesivas aprobaciones de planes estratégicos de turismo desde el Gobierno Español, desde los Planes FUTURES I y II hasta el actual Plan Nacional e Integral de Turismo, que han tenido un bajo grado de cumplimiento y control, quedando en el olvido tras su aprobación política. Las consecuencias de esta situación son el expansionismo como horizonte general, aunque Figuerola (2014) destaca dos casos de planificación turística exitosa como son “El Plan Estratégico para el Desarrollo Turístico de Benidorm”, así como “El Plan Estratégico para la Renovación y Puesta en Valor del Termalismo en España”. Por otro lado, el descuido ambiental, ha producido principalmente una degradación paisajística, fundamentalmente por los edificios de segunda residencia que rompen la autenticidad del destino, argumento con el que coincido plenamente con el profesor Figuerola. En otros términos, Figuerola (2014) critica la descompensación estacional y espacial, motivada por una fuerte concentración motivacional de la demanda turística en el producto de sol y playa, que en términos de pernoctaciones representa el 70% del total (ICAIXA, 2013, citado por Figuerola, 2014), lo que ha provocado un desaprovechamiento de otros recursos turísticos con menor estacionalidad, y un monocultivo del litoral. Por consiguiente, para alcanzar una mayor eficiencia, habría sido necesario una mayor diversificación de la demanda, a través de la oferta, como señala el autor del libro.

Un aspecto con el que coincido plenamente con Figuerola y sus análisis, es el referido a la actitud excesivamente liberalizadora que se ha seguido en el desarrollo turístico español, marcado por un desconocimiento final del resultado de esta actitud, y provocando desajustes ambientales. Igualmente coincido con Figuerola (2014) en que no debemos caer en un intervencionismo radical en la actividad turística, pero deberíamos llegar a un punto de equilibrio caracterizado por la libertad empresarial y de mercado, pero con intervención pública referida a la planificación territorial turística, que permita definir modelos de destinos turísticos exitosos en un marco de cooperación público-privada y siguiendo los criterios de innovación y sostenibilidad. Asimismo, se indica de forma crítica que el desarrollo turístico español ha estado caracterizado por la falta de definición de objetivos, que son claves en un proceso de planificación estratégica. Otro de los factores que podría aportar una mayor eficiencia al modelo turístico, sería una efectiva coordinación de la política turística que genere mayor cohesión territorial. Asimismo, coincido con las tesis del documento de Figuerola (2014) referidas a los problemas de formación del capital humano en turismo. Como aspecto ilustrativo, se debe mencionar que los estudios universitarios oficiales en turismo no se aprobaron hasta 1996, y, además, los planes de estudios de turismo no están bien valorados por el sector empresarial. No obstante, la reforma universitaria de Bolonia ha permitido la creación de los títulos oficiales de Grado, Máster y Doctorado en Turismo (excluyendo el Doctorado en Turismo de la Universidad Nebrija que existía previamente), lo que supone la equiparación definitiva de los estudios turísticos con otras disciplinas académicas. Además, en los últimos años, los esfuerzos de la Red Intur y del Sistema de Información Científica en Turismo (SICTUR) han propiciado la aparición de una comunidad investigadora en turismo, que deberá cooperar con el sector privado para la creación de sinergias. Para finalizar con la sección de autocrítica, Figuerola (2014) señala el problema de la complacencia política con los resultados basados en los fuertes incrementos cuantitativos anuales, lo que dibuja un mapa en el que no se han analizado otras variables de extrema importancia para medir la eficiencia turística, como son el gasto y la estancia media de los turistas.

De cara a conseguir un futuro mejor para el turismo español, el cambio ha de apoyarse en aspectos internos, sobre los cuales disponemos de una mayor capacidad de acción directa, permanente y consecuente (Figuerola, 2014). Esta forma de proceder se basa en una aplicación constante de los procesos de innovación. La filosofía del cambio, según las tesis de la investigación que analizamos en este texto, ha de contemplarse como una obligación, como necesidad, además debe ser urgente y estar enfocada a la resolución de problemas. Entre los motivos que refuerzan la orientación hacia el cambio, destacan la necesidad económica, la conveniencia social y la oportunidad política. Asimismo, existen tres justificaciones para el cambio desde el punto de vista técnico/turístico, que son: alternativa a la crisis económica, facultad para minimizar los impactos que el turismo tuvo en el pasado y la posibilidad de conseguir que el turismo sea el pilar de la eficiencia de la economía española. Desde mi punto de vista, y dado el bajo reconocimiento social hacia el turismo, conseguir que dicha actividad sea el pilar de la eficiencia económica me parece cuando menos un objetivo muy ambicioso. Seguidamente, Figuerola (2014) dedica una sección a determinar los límites de crecimiento de la demanda turística hacia España en el futuro, basando su análisis en las superficies habilitadas para el desarrollo del turismo, y tomando como unidad de medida las estancias totales en el día punta de la temporada alta para establecer los límites. Más adelante, se realiza una proyección estadística del turismo en España, llegando a la conclusión de que en el año 2020 España recibirá 120,7 millones de visitantes. Más adelante, manteniendo la misma metodología, estaríamos hablando de 160 millones de visitantes en el año 2030.

De cara a la consecución de la eficiencia del modelo turístico español, Figuerola (2014) señala que su investigación tiene el objetivo de ser un instrumento auxiliar para la definición de una política turística basada en diez ejes que conducirán al éxito y al impulso económico: mayor optimización de resultados, mayor eficiencia, excelencia en la calidad, permanente dinámica en las actitudes y decisiones, competitividad más cercana al consumidor, mayor productividad, imaginación enriquecida, actitud y mentalidad de cambio, sostenibilidad, empleo de calidad y formación integral.

Analizando los nuevos escenarios y factores determinantes, se deben mencionar ciertos indicadores negativos para el turismo español. En relación con las llegadas de turistas internacionales, durante los últimos diez años crecieron de media un 1,78%, una cifra muy inferior a la media mundial, que fue del 4,57% (Figuerola, 2014). Asimismo, la cuota de España en el mercado turístico ha descendido del 7,36% en 2003 al 5,58% en 2013. En relación con los ingresos por turismo, España dispone de una cuota mundial del 6,1%, lo que no se considera como positivo dado que la estancia media es prolongada en relación con la media mundial. El crecimiento de los ingresos fue durante la última década del 3,5%, muy inferior al dato mundial que se situó en el 9,9%. Todos estos datos negativos ponen en evidencia una pérdida de productividad, competitividad y eficiencia del modelo turístico español (Figuerola, 2014).

Seguidamente el libro realiza un análisis de las políticas turísticas 2000/2013, realizando una comparativa entre los Planes FUTURES I y II, el PICTE, el Plan 2020 y el PNIT, en base a la inclusión de las dimensiones de sostenibilidad, competitividad, coordinación, estancia media, formación / talento, calidad, estacionalidad, gasto medio, nuevas tecnologías y diversificación. De este análisis se deduce que ninguna de las políticas turísticas estatales ha incluido todos estos elementos, y consecuentemente se realiza una propuesta desde Nebrija Universidad y la EOI (Escuela de Organización Industrial) que incluya todas las dimensiones. En esta sección se realiza un análisis detallado del Plan del Turismo Español Horizonte 2020, el que ha sido considerado por los expertos como el mejor documento de política turística de la historia de España, y se señala que la propuesta de política turística de la Universidad Nebrija y la EOI pretende inspirarse en los fundamentos, visión y filosofía del Plan 2020. Desde mi punto de vista, y tras haber realizado una primera investigación sobre los documentos de política turística aprobados en España, el Plan Horizonte 2020 aprobado en 2007 es el mejor del histórico de la política turística española, del que debe destacarse su alto grado de consenso y participación de todos los agentes implicados en el sistema turístico español (stakeholders).

En referencia a la competitividad, Figuerola (2014, p. 117-118) dice que el modelo debe basarse en la “capacidad, para ampliar los atractivos, la motivación y acercamiento de los mercados, definiendo un modelo innovador que optimice la productividad”. Se trata en definitiva de ofrecer una mayor calidad con un precio más bajo, y la recomendación del libro es la construcción de un cuadro de indicadores de competitividad que proyecten la capacidad de atracción y excelencia del destino turístico.

En el siguiente capítulo, Figuerola (2014) resalta la importancia de la innovación dentro de la filosofía del cambio del modelo turístico español. Coincido absolutamente con los argumentos del libro referidos a que la innovación es perfectamente aplicable a los productos y servicios turísticos, cuando señala que “en cualquiera de las unidades de producción turística, tiene cabida la capacidad innovadora” (Figuerola, 2014, p. 134). De hecho, la innovación debe ser uno de los pilares fundamentales en la búsqueda del cambio y la eficiencia del modelo turístico español. Asimismo, en la página 139 se presenta una matriz de innovación que incluye como sujetos a destinos turísticos, empresas, trabajo, conocimiento, políticas, productos y comercialización, que pueden introducir innovaciones en los ámbitos de comunicación, organización, procesos y tecnologías. El sector turístico debe entender la alternativa de la innovación como una oportunidad, y los directivos de las empresas deben convencer a sus colaboradores de los beneficios de la actividad innovadora (Figuerola, 2014). Posteriormente, se presentan diversas matrices de innovación desagregadas. Desde el punto de vista político y administrativo, el proyecto propone la creación de una oficina de asesoramiento en innovación, de cara a fomentar los procesos innovadores en el sector turístico, lo que personalmente considero una excelente idea. En relación con la aplicación de procesos innovadores en turismo, el libro propone rasgos necesarios de la innovación: ha de ser oportuna, aplicarse siempre con urgencia y la aplicación debe ser estratégica. Adicionalmente, Figuerola (2014) realiza una propuesta de modelo de desarrollo turístico basado en la demanda (conjunto de necesidades que el modelo debe cubrir), la oferta (suma de recursos motivacionales), políticas turísticas y responsabilidad social corporativa en los ámbitos de la sostenibilidad económica, medioambiental y social.

El séptimo capítulo de la investigación del profesor Figuerola (2014) se dedica a proyectar el modelo previsto en el horizonte a medio plazo. Mediante la utilización de modelos matemáticos como el análisis de regresión, se persigue la finalidad de ofrecer una herramienta de reflexión sobre la evolución de las principales variables turísticas en los próximos siete años. De esta forma, se establece un sistema de variables que influyen en la evolución de los ingresos por turismo extranjero. La metodología también contempla cinco escenarios turísticos posibles para ajustar los resultados de la investigación matemática, variando desde un escenario en el extremo más pesimista, hasta el escenario más optimista y expansivo. Se explica que, a pesar de considerar estos cinco escenarios, no se cree probable que España evolucione en ninguno de los dos extremos. Adicionalmente, en la página 174, Figuerola (2014) afirma que “el turismo del futuro, necesariamente vendrá explicado, de modo casi perfecto, por la evolución que siga la capacidad económica de los turistas”. Tras los análisis matemáticos, el informe concluye que el escenario turístico con una mayor probabilidad concedida (40%) es el favorable / contenido. En este escenario, existe una política turística estratégica muy activa desde las administraciones, para recuperar e impulsar el sistema con un acompañamiento del sector privado, que realizará nuevas inversiones en destinos y productos. Uno de los resultados que he considerado más interesantes, es la estimación que dice que en el año 2020 la aportación del turismo al PIB nacional español será del 14,48%, casi tres puntos porcentuales por encima de la contribución actual.

Por su parte, en el capítulo 8 el equipo de investigadores del proyecto dirigido por Figuerola (2014) se dedicó a estudiar el objeto de investigación mediante una combinación de técnicas cualitativas y cuantitativas. En referencia a las técnicas cualitativas, se empleó el método de observación mediante el diseño de un grupo de discusión, siguiendo las fases de: elaboración del guion de la dinámica de grupo, formación, constitución y orientación del grupo, inicio del grupo mediante el establecimiento de reglas y normas para la discusión, solución de conflictos, desempeño de la tarea, síntesis final y valoración grupal, transcripción de los grupos de discusión y análisis del discurso. El grupo de discusión estaba compuesto por reconocidos expertos en turismo, a los cuáles se les preguntaba acerca de las principales problemáticas del turismo español y finalmente, se discutían las posibles soluciones a los problemas identificados. Posteriormente, se empleó una técnica de investigación cuantitativa, la encuesta-entrevista personal, para contrastar los resultados de la primera investigación, un procedimiento que se denomina triangulación. De esta forma, los participantes de los grupos de discusión fueron sometidos a un cuestionario mediante una entrevista estructurada, con seis bloques temáticos diferenciados: variables socio laborales, variables relativas a los problemas del turismo español, acciones estratégicas económicas, acciones estratégicas sectoriales, acciones de comercialización y objetivos alcanzables en el horizonte 2020.

De cara a lograr la mencionada eficiencia del modelo turístico español, el capítulo noveno se dedica a realizar propuestas sobre las políticas turísticas, cuyo objetivo debe ser mejorar la posición competitiva de España como destino turístico. Con carácter general, Figuerola (2014) distingue cuatro tipos de políticas turísticas para desarrollar la propuesta de eficiencia, que son: políticas instrumentales, políticas renovadoras, políticas económicas y políticas generales. En relación con la temática de las políticas turísticas propuestas, primeramente, se desarrollan las políticas de calidad del sector, haciendo mención al Sistema de Calidad Turística Española (SCTE). En segundo lugar, el siguiente eje temático son las políticas de innovación en el sector turístico, aspecto sobre el que ya hemos hablado en este análisis. Igualmente, se incluye asimismo la competitividad como tercer ámbito temático de las futuras políticas turísticas, incluyendo aspectos como la productividad, la formación, el control de costes, así como los condicionantes externos de competitividad de la empresa turística (precios, calidad, imagen e incentivos). La misma importancia se concede a las políticas de comunicación y desarrollo y finalmente, en quinto lugar, estarían las políticas de Responsabilidad Social, y las políticas económicas. Finalmente, en el último capítulo, se hace referencia a las conclusiones. En cuanto a las conclusiones de carácter sectorial, primeramente, se señala que el turismo es un fenómeno socioeconómico mundial, indicando (Figuerola, 2014), que es muy posible que en el año 2030 se alcance la cifra de 2000 millones de turistas a escala planetaria. Asimismo, se hace necesario adecuar el crecimiento del turismo internacional a los criterios de la sostenibilidad, pues un hecho muy aceptado es que la demanda turística internacional seguirá creciendo permanentemente, por lo que se debe regular su expansión. Igualmente, en el caso de España, se propone una moderación del crecimiento, estableciendo como límite al incremento anual del turismo el 4%. En referencia a este aspecto, debo mencionar que, en mi opinión, resultará complicado persuadir al empresariado turístico de poner un límite al crecimiento si el mercado ofrece la posibilidad de una expansión mayor. Otro aspecto importante es avanzar en la mejora de los sistemas de medida y cuantificación de las variables turísticas, conclusión que comparto ampliamente, pues desde mi punto de vista España necesita de un sistema integral de conocimiento e inteligencia turística. No obstante, los indicadores negativos que se han descrito anteriormente, llevan a la conclusión de que la evolución del turismo en España está siendo errática. Asimismo, los resultados de las variables turísticas son insuficientes y existe un desajuste entre la demanda de profesionales cualificados y una oferta formativa turística poco reconocida. Se introducen también en las conclusiones, la necesidad de autocrítica, y, sobre todo, un rechazo al expansionismo desmedido del turismo que ha sufrido España y que ha causado problemas estructurales al sector. También se aprecia una fuerte caída del retorno de las inversiones en turismo, y en cuanto al crecimiento futuro, se propone que éste no sobrepase el 4% interanual. Por otro lado, se debe avanzar hacia una mayor concienciación social sobre el turismo, solucionar los problemas financieros de una parte del empresariado turístico, y como conclusión final, apoyo las tesis de Figuerola (2014) de basar el desarrollo futuro del turismo en la filosofía del cambio y la excelencia en la calidad, con un empleo más reconocido a nivel social y una estructura formativa integral, mejorando a su vez la competitividad, introduciendo la innovación, el conocimiento y la inteligencia turística, y una buena política de comunicación.

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Alejandro Sepúlveda

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