El turismo debería ser una prioridad política en España
Estamos a pocos días de las elecciones generales de 2016. Una convocatoria electoral que se ha producido, por primera vez en España, tan sólo seis meses después de la celebración de unas elecciones generales que dieron lugar al parlamento más fragmentado de la historia democrática de España. Las consecuencias han sido la falta de acuerdos para la conformación de un gobierno estable, y de nuevo nos enfrentamos, según todas las encuestas publicadas, a un escenario con acuerdos políticos muy complicados.
Dejando de lado estas consideraciones, me interesa lanzar una reflexión a los partidos políticos y a la sociedad en general, ¿por qué el turismo nunca entra en campaña electoral? Antes de todo, debo mencionar que el candidato del Partido Popular y Presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy Brey, sí mencionó durante el debate electoral el turismo, pero utilizándolo como mecanismo de defensa de una buena gestión, frente a las críticas de sus adversarios.
El turismo es, como todos conocemos, un sector estratégico de la economía española. En 2015 llegaron a nuestro país 67 millones de turistas y este año se espera alcanzar la cifra de 70 millones. Asimismo, el turismo tiene una contribución al PIB cercana al 12% y según los cálculos de Manuel Figuerola, la contribución a la generación de riqueza en España podría aumentar hasta tres puntos porcentuales si se siguieran las políticas adecuadas. Por otro lado, el sistema turístico tiene una alta capacidad para la generación de empleos directos e indirectos, y ha sido el motor de la recuperación económica de España tras la crisis económica y financiera que venimos arrastrando desde el año 2008.
Entonces, ¿por qué el turismo no es importante en los debates políticos y sociales? ¿por qué no se le otorga la debida importancia? Se oyen muchas voces, desde el mundo de la política, de que España debe invertir en investigación y desarrollo para alcanzar un crecimiento económico más estable, lo cual apoyo firmemente. Pero nos deberíamos plantear como nación, cuál va a ser nuestra especialización económica para los próximos años. Algunos países tienen muy claro cuál es su diferenciación de otras economías: Japón se especializa en tecnología, Reino Unido en los mercados financieros, Alemania en la industria automovilística entre otras… ¿Y España? ¿Cuál es nuestra especialización económica?
Parece que hablar de turismo en un debate político no es serio, o se considera algo banal, o de poca importancia o trascendencia. Para aquellos que piensen así, es importante que conozcan que la apertura económica y social de España en los años 60 se hizo posible gracias al turismo, el cual, gracias a la entrada de divisas, se convirtió en motor de transformación de nuestro país y ayudó con sus excedentes al desarrollo de otros sectores económicos y a la mejora de los servicios e infraestructuras públicas.
Por su parte, Benidorm ha demostrado como destino que con una excelente política turística se puede conseguir una efectiva desestacionalización de la demanda, lo que genera porcentajes de ocupación del sector hotelero elevados durante todos los meses del año, y de esta forma, se contribuye a un desarrollo económico estable y duradero del municipio durante todos los meses del año. ¿Se imaginan que España consiguiera desestacionalizar todos sus destinos turísticos de sol y playa y los empleos estables que se podrían generar? Pues esto puede conseguirse, claro que se puede.
Por todos estos motivos, sería relevante que el próximo gobierno apueste por el sistema turístico como factor diferenciador de la Marca España, y desarrolle un plan estratégico ambicioso que incluya las políticas de investigación, desarrollo e innovación aplicadas al turismo, así como la necesaria mejora de la eficiencia, y la creación de productos basados en las emociones humanas, que definitivamente, son las que motivan las decisiones de compra de los consumidores.
¿Alguien se atreve a decir que España debe especializarse en turismo para el futuro?
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